Las torceduras y fracturas son dos de las lesiones más constantes en un hospital, las cuales se deben principalmente a una discontinuidad en los huesos a consecuencia de un golpe, caída o fuerza repentina. De modo que cualquier presión ejercida sobre un hueso, mayor a lo que pueda soportar, hará que éste se parta o rompa. Existen fisuras delgadas o rupturas de distintos tamaños. Cuando el hueso rompe la piel, ésta se denomina fractura expuesta o compuesta.
Dependiendo del grado y diagnóstico que el médico indique, la fractura deberá permanecer enyesada con la intención de lograr una cicatriz fibrosa y, de este modo, el hueso retome su posición, un tratamiento que requiere de una estricta inmovilización que puede durar meses.
Sin embargo, las lesiones de este tipo suelen suscitarse con mayor frecuencia en extremidades de mayor uso, como pies y muñecas. Situación que hace más tardada y complicada la recuperación, por ello, es importante contar con un protector de yeso para brazo, lo que evitará algún tipo de infección que puede derivarse de la constante cercanía a sustancias gracias a que está compuesto de látex, lo que impide la entrada de agua, además de tener agrónomos para el dedo pulgar.
Cuando la lesión afecta nuestra movilidad directa, para caminar o ejercer algún tipo de traslado, el protector de yeso para pierna proporciona seguridad e higiene para la herida, previniendo dermatitis o cualquier otro tipo de padecimiento en la piel, éste también resulta cómodo y práctico debido a su ergonomía para talón.
Este tipo de protectores son indispensables en un botiquín, ya que son útiles ante cualquier emergencia, para cubrir y proteger la fractura con la finalidad de hacer del tratamiento un episodio más eficaz y satisfactorio para el paciente, pues se podrá realizar cualquier actividad con mayor libertad y con la confianza de no afectar la recuperación. Una alternativa para la inconveniencia de las circunstanciales lesiones que forman parte de la vida actual.