Esta lesión anatómica sucede cuando las superficies articulares del hombro pierden contacto por completo. Este fallo de la función del sistema muscular suele presentarse con mayor frecuencia en hombres de entre 15 y 40 años, debido en gran medida a la edad y el tipo de actividades relacionadas a la complexión física.
Cuando el hueso desencaja de la articulación, sin volver a su posición natural, se produce la luxación y en algunos casos fractura, entre las más comunes están las de clavícula, codo y hombro. Esta dislocación que sufre el hueso cuando se sale por completo de su articulación, requiere la inmovilización de la extremidad de inmediato, misma que puede llevarse a cabo por medio de un cabestrillo o una férula improvisada.
Una vez que sea atendida y asegurada la lesión, el músculo y hueso tendrán una mejor fijación a los tejidos y fibras. Dependiendo de los síntomas y estado de la herida, será necesario utilizar como tratamiento un inmovilizador de hombro, para dar paso al reposo absoluto de la articulación, lo que hará que el hueso se reintegre por sí mismo, para una cicatrización natural, evitando así lesiones posteriores.
Quienes han sufrido este tipo de lesiones sabrán que el tratamiento puede resultar un tanto doloroso e incómodo. No obstante, gran parte de las molestias se deben a una inadecuada recuperación, al utilizar cualquier manta o utensilio poco especializado para amortiguar la lesión. Por ello, resulta importante contar con un inmovilizador que brinde el soporte ideal, especializado para luxación de hombro o clavicular.
Es importante colocar adecuadamente el brazo y las cintas que cruzan por la espalda, permitiendo que el hueso tenga estabilidad, sin ocasionar molestia, dolor u otras afectaciones al cuello. Asegúrate de contar con un cabestrillo que sea adaptable y diseñado específicamente para tratar las luxaciones.